¿Cuándo dar el primer móvil a los hijos?
Quiero agradecer a los que me escriben en redes sociales y en atención a algunas peticiones recurrentes, hoy hablaremos de una pregunta que muchos papás y mamás nos hacemos.
¿Cuál es el mejor momento para darle un dispositivo móvil a nuestros hijos?
Esta pregunta que a muchos les quita el sueño debe empezar por la respuesta de cuando NO debemos dárselos, por que uno de los principales motivos por el cuál llegan estos dispositivos a manos de los niños es la presión social, y esa es la peor justificante para que ellos tengan en sus manos una herramienta de este tipo.
La edad puede ser relativa, pues depende más de la madurez, responsabilidad o actividades que realicen los propios niños y sus padres, hay que ser sensatos a la hora de plantearnos esta pregunta pues lo que para algunos es distracción para otros puede ser una herramienta que les brinde seguridad, sin embargo, hay puntos al respecto en los que debemos poner atención para poder decidir mejor cuando es el momento para darle su primer móvil a nuestros hijos.
Un ejemplo fácil que nos puede dar mejor perspectiva de responsabilidad, es cuando le damos la llave de la casa a nuestros hijos, por que cuando hacemos eso, les damos instrucciones, reglas y les advertimos de las consecuencias que podría tener perderlas o usarlas mal; bueno, pues eso mismo debemos hacer a la hora e entregarles un dispositivo móvil.
Recuerde siempre que un regalo no se condiciona. ¿O acaso a usted le gusta que le regalen algo y le pongan reglas?, pues no; entonces el móvil no puede llegar a manos de sus hijos como un regalo de navidad, cumpleaños o graduación; el dispositivo móvil es una computadora, una cámara, acceso a internet que en muchos casos viene con datos ilimitados y eso es darles acceso libre a un mundo de riesgos del que debemos prevenirlos y prepararlos.
La tecnología llegó para quedarse y nuestros hijos ya son nativos digitales, sin duda deben tener accesos a ellos y al igual que los enseñamos a cruzar la calle y los acompañamos de la mano por la ciudad hasta que consideramos que tienen la madurez para que caminen solos, así debemos acompañarlos en el aprendizaje del uso de las tabletas, teléfonos móviles e incluso algunas consolas portátiles de videojuegos que también tienen acceso a internet.
Aquí le planteo algunos puntos que pueden ayudarlo a encontrar la respuesta a esta importante pregunta.
Si usted no siente cómodo con hablarle a sus hijos de pornografía, bullying, pederastia, sexting o groominíg que son algunos de los riesgos a los que pueden estar expuestos sus hijo en internet, pues entonces tampoco es momento para poner un móvil en sus manos.
Introduzca el uso de estos equipos con tiempos regulados, normas de uso y consecuencias en caso de excesos, haga un contrato con ellos para fomentarles responsabilidad.
Ponga el ejemplo, pues si usted es de los que prohibe y restringe, pero se pasa el tiempo mirando más la pantalla de su móvil que a sus hijos, entonces será muy complicado que ellos le hagan caso.
Es recomendable que desde el inicio les enseñe a usar el internet en lugares que sean regulados y los limite a conectarse en casa, escuela o un sitio con WIFI, esto le ayudará para que organicen sus tiempos y además valoren el costo de un plan de datos. Siempre algo que se gana, educa mejor.
Es importante que al llegar el primer móvil a manos de sus hijos, sepan valorarlo como una herramienta que usted otorga, que tiene valor económico y conlleva responsabilidad; en esto puede ser muy útil la sensación de heredar el dispositivo usado de sus padres.
Y muy importante, no recurra a la tablet o al móvil como nana de sus hijos, si usted está cansado, ocupado o simplemente no tuvo un buen día, no use a la tecnología para evadirse de sus hijos; ¿o acaso le da usted el coche a sus hijos cuando le da flojera llevarlos a la escuela?, ¿O manda a su hijo de 7 al mercado solo cuando usted tuvo un mal día?. Acompañe a sus hijos, la misma tecnología le puede dar opciones de convivencia; es bueno que usted se involucre para evitar consecuencias como obesidad, exclusión social, alteración de sueño y otras consecuencias que por falta de supervisión están siendo recurrentes entre los niños y jóvenes.
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